Entrevista a EXTREMO por Mercedes L. Caballero

Entrevista a Alberto Pardo, Extremo.

Por Mercedes L. Caballero.

«Compartir es la clave de la cultura hip hop»

En su edición de 2017, el festival Trayectos también pone su mirada en el hip hop y reconoce la trayectoria de Alberto Pardo, Extremo, bailarín y coreógrafo de break dance, nacido en Zaragoza e internacionalmente laureado, pionero de una particular manera de entender el breaking y entusiasta de este estilo, que nació en la calle y subió a los escenarios hace años. «Mi nombre, Extremo, tiene que ver con la forma de vivir el baile. Casi obsesivo. Con mucha pasión».

Extremo

Alberto Pardo – Extremo

«Yo empecé a bailar viendo tu vídeo». Esta frase, declaración de entrega y admiración, viene escuchándola Alberto Pardo desde hace años. Y en distintos puntos del planeta, a los que suele viajar para impartir sus solicitados workshops o como jurado de prestigiosos campeonatos internacionales. Japón, Italia, Francia, también España… El reconocimiento le llegó pronto, apenas unos años después de comenzar a bailar, alzándose con primeros premios en concursos, por despuntar con una particular expresión para la interpretación del breaking, fruto de una profunda apertura en las inquietudes artísticas alrededor del movimiento que desarrollaba y que le hizo centro de todas las miradas. Alberto Pardo, además de la técnica que iba adquiriendo poco a poco, facultades y disciplina, tenía algo, se decía, que le hacía diferente a lo que se veía veinte años atrás. Las calles de Zaragoza fueron el origen. Pero pronto llegaron otras primeras veces que Extremo superó dejando estela con los premios obtenidos en campeonatos como Dirty 30´s, de Londres; Chelles Pro Battle 2vs2, en Francia,  y el célebre Battle of the year, que el bailarín ha ganado en diversas ocasiones. Rafael Amargo, en cuya compañía permaneció durante varios años participando en tres montajes; Addictos Crew, adelantada agrupación de breaking con sede en Barcelona y su propia compañía, Circle of Trust, fundada junto a otros compañeros de profesión, con la que investiga en la relación del break dance con otros movimientos, algunos de los ejemplos del breaking más disciplinado o de escenario que Alberto Pardo viene desarrollando y le sitúan como abanderado de esta disciplina. En los comienzos, un artista, Michael Jackson, y un tema mítico de la época, It´s like that, marcaron su acercamiento al breaking. Extremo tenía 16 años.

«A mí me gustaba bailar la música negra, Michael Jackson, concretamente. Y veía vídeos musicales y practicaba los pasos. Un día, en una discoteca de Tarragona, vi una actuación en la que se bailaba este tipo de música, haciendo acrobacias. Y me fascinó. It´s like that, un tema en el que en el vídeo clip se bailaba break dance, fue para mí el gran descubrimiento. Y los primeros seis meses de iniciación en el breaking, bailaba solo en casa. Grababa vídeos en VHS y luego lo aprendía. Me compré un linóleo y lo puse en el ático de mi casa. Recuerdo a mi madre preguntándome qué estaba haciendo con tanto golpe, que me iba a hacer daño. Y a mi hermano pequeño riéndose de mí. Años después, él es uno de los mejores bboys».

P- ¿Fueron difíciles aquellos comienzos? Suenan muy solitarios…

R- Fue muy difícil. Ahora hay clases e información, tutoriales, etc. Pero entonces no había casi nada. Así que me lancé a las calles de Zaragoza y busqué tiendas con ropa de corte hip hop y les dejaba mi teléfono por si escuchaban hablar de break dance en la ciudad y podían informarme. Estaba ávido. Un día, un amigo con el que solía practicar, me llamó y me dijo: «He visto a unos chicos bailar en el Pasaje Goya». Le pregunté qué bailaban, cómo iban vestidos… Al día siguiente me fui hasta allí para verlo con mis propios ojos.

P- ¿Y qué tal resultó el encuentro?

R- Pues el encuentro no fue muy bueno. El círculo de breakers en Zaragoza era pequeño,  cerrado y no querían recibir a gente nueva. Recuerdo que incluso te miraban raro. Yo era tímido, así que lo que hice fue ponerme en una esquina y observarles. Luego me iba a casa e intentaba reproducir los pasos que ellos hacían. Regresaba un día, tras otro y creo que fue el hecho de verme como una persona constante lo que hizo que un día se acercaran a hablar conmigo. Y empezamos a compartir. Compartir es la clave de la cultura hip hop. Intercambiar pasiones. Y comencé a aprender de verdad.

P- ¿Cuál fue el primer gran aprendizaje?

R- Aprendí lo que realmente era el break dance, no lo que yo tenía en la cabeza. La base, muy estricta y rígida. Lo que llamamos PowerMoves: movimiento de giros, espalda, cabeza, posturas… Preparar el cuerpo y dotarlo para después poder dejarte llevar.

P- ¿Cuándo se produjo el cambio más importante en su trayectoria?

R- Llegó en el año 2000. Viajé con este grupo de chicos, los Zaragoza Electrobreakers, al  Battle of the year que se celebraba en la Sala Apolo de Barcelona. Allí, vi un bboy que si saber quién era me encantó, salí, le reté, le dediqué mi intervención y empezó una batalla. Pude mostrar el breaking que yo empezaba a trabajar y sorprendió por las «cosas raras» que yo hacía: posturas originales, diferentes, creativas… Aquel chico era miembro de Addictos Crew, formación puntera de Barcelona, y me invitaron a entrenar con ellos. Fui, entré en la agrupación y empecé a bailar y a viajar.

P- De esta nueva etapa que se abrió, ¿qué fue lo que más le marcó?

R- Hubo un gran cambio. Pasé de bailar en Zaragoza a viajar a campeonatos internacionales con Addictos Crew. Y me abrió la mente. Fue una explosión y una obsesión. Soñaba con break dance, escribía sobre break dance, entrenaba en casa, en la calle, con el grupo… El breaking se convirtió en una vocación y dedicación absoluta. Había gente que se reía de mí. Otra que desconfiaba. Y quienes criticaban mi forma de moverme por trabajar también la parte superior del cuerpo e ir más allá de lo establecido. Pero mantenerme fiel a ese estilo que iba desarrollando me hizo destacar a nivel internacional. El camino de la investigación siempre es duro.

P- ¿Qué le decían en casa? ¿Tuvo el apoyo de sus padres?

R- Estudiaba Filología Inglesa pero casi no tenía tiempo por la dedicación al break, ya de manera profesional con Addictos Crew, en la que me encontraba. Recuerdo que a un compañero de clase le regalaba ropa que me habían regalado previamente a mí, diferentes marcas, y él, a cambio, me pasaba apuntes de clase. Hasta que un día hablé con mis padres y les dije: «Me quiero dedicar al break dance». Ellos, que lo veían venir, contestaron: «Vale, pero tienes que demostrarnos que en un año serás capaz de ganar lo suficiente para ser independiente». Fue un reto. Pero lo cumplí. Hoy en día, mis padres vienen a vernos bailar, a mi hermano y a mí, siempre que pueden.

P- ¿Fue esa necesidad de profesionalización lo que le llevó a fundar su compañía, The Circle of Trust, en 2002?

R- The Circle of Trust nació como iniciativa de un grupo de amigos además de breakers con las mismas ilusiones, sueños y pasión por el breaking en Zaragoza. Y fue creciendo poco a poco. Nos dio la oportunidad de explorar nuestra creatividad y trabajar el break dance en varias direcciones. Junto al vídeo, por ejemplo, con Logela, y junto a la danza contemporánea con el coreógrafo Jordi Vilaseca que realizó la dirección artística de dos espectáculos con nuestra compañía: Divenire y Nagare. Sobre nuestras coreografías e ideas para los espectáculos, él nos ayudó a realizar las transiciones, la composición y a dar un toque mas contemporáneo a nuestras piezas.

P- ¿Qué lugar diría que ocupa el break dance dentro de la danza?

R- Siempre he pensado que estamos en lucha constante para que se nos considere una danza seria. Profesional. Y desde la asociación Versus de Zaragoza, intentamos dignificar la imagen del hip hop.  Ofrecemos clases, organizamos eventos…  Pero creo que poco a poco, eso va cambiando. Al break se le toma en serio cuando sube al escenario y sale de la calle. En la calle se ve como algo más minoritario, alternativo y se relaciona con temas socialmente conflictivos, algo que no es verdad.

P- ¿Y qué ofrece el break dance?

R- Sin ser despreciativo con el resto de movimientos, creo que el breaking es el baile más rico que hay. Trabajamos todos los niveles, pero sobre todo el suelo de una manera que ninguna danza ha logrado y ofrece una técnica y formación que permite la expresión sin límites a nivel artístico y técnico.

Más información:

http://www.circleoftrustcrew.com

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